lunes, 30 de octubre de 2017

La Nada. (Microrrelato para la Noche de Todos los Santos)

 
  He despertado de un sueño hermoso que he olvidado al instante. Razones hay de sobra. La esencia del terror se ha apoderado de mi. He abierto los ojos aún con la sonrisa en los labios y una paz infinita en mi interior para descubrir que me rodea una oscuridad absoluta, impenetrable, insondable, la misma que encontramos cuando cerramos los ojos por la noche cuando vamos a dormir. Resulta difícil saber si mis párpados están abiertos en realidad, pues la negritud es total, la misma que podemos apreciar cuando apagamos la linterna en una sima a cientos de metros de profundidad bajo tierra. Mi cuerpo está agarrotado, no puedo mover ni un solo músculo, ni un solo dedo. No puedo emplear ninguno de los sentidos. No tardan en llegar la ansiedad, la claustrofobia, las dificultades respiratorias, la incapacidad de gritar… ¿dónde estoy? ¿cuánto tiempo voy a estar así? ¿se trata de una terrible pesadilla? No, no lo creo, estoy plenamente consciente, totalmente despierto. No es un mal sueño. Ha de tratarse de algo muy diferente…pero ¿de qué?...

©Javier Carrasco 2017