Ante la proximidad de las fiestas navideñas,
ya sabéis, tiempo de paz y amor para todos los hombres de buena voluntad,
nuestro insigne líder mariano ha inaugurado la temporada de discursos con unas
cuantas perlas muy propias de su carisma y talante.
Viene a decir este genio del
verbo fácil que la crisis es historia del pasado y que éstas serán las primeras
navidades de la recuperación. Todo esto lo ha dicho con ese gracejo y cercanía
que lo caracteriza y además me temo que aconsejado por talentosos asesores
pagados con dinero público.
Yo no sé si es que realmente es
tan inepto como parece o que su cinismo no tiene límites.
Le voy a recordar (a él o a sus asesores y
además “de gratis”) que es su propio Consejo de Ministros el que ha aprobado más
ayudas para Cáritas y Cruz Roja, organismos que no se ocupan precisamente de
especular en bolsa. Además de asumir ese mismo Consejo de Ministros el
incremento del número de españoles que no pueden pagar la calefacción (pobreza
energética ¿le suena don mariano?).
Otros datos que le lanzo: han aumentado en unos 800.000 los niños que
hoy viven en España bajo el umbral de la pobreza, y estos son datos que ofrece
una institución tan alejada del peligroso rojerío o de esos advenedizos de
Podemos como es UNICEF.
Y por último y siguiendo
con datos de fuentes totalmente reconocidas y alejadas de manipulación
electoralista, como es el informe que la Relatora Especial sobre Pobreza
Extrema y Derechos Humanos de Naciones Unidas (Magdalena Sepúlveda Carmona) le
he de señalar a este impresentable presidente mariano que su política de
reforma fiscal se aleja e incumple la obligación reconocida en el mencionado
informe, de destinar el máximo de los recursos disponibles para garantizar los
derechos humanos, económicos, sociales y culturales.
Por tanto es para echarse
a temblar si con este panorama ese individuo mariano se atreve a proclamar a
los cuatro vientos que la crisis es historia.
“La experiencia psicodélica es un viaje a
nuevos realismos de la conciencia”. Timothy Leary
Durante la
década de los 60, coincidiendo con la recuperación económica tras la II Guerra
Mundial, tuvieron lugar las revoluciones culturales y socio-políticas más notables
del siglo XX, encabezada por los jóvenes inconformistas que se oponían a las
normas impuestas por el “establisment”,y de cuyo intento brotaron ideologías de todas las tendencias, así como
modos de vida no conocidos hasta entonces, cuya repercusión aún encuentra ecos
a día de hoy, bien entrado ya el siglo XXI. Hablamos del movimiento cultural
conocido como psicodelia, del movimiento hippie y del fenómeno contracultural,
todos ellos interrelacionados, que parte de la sociedad estadounidense y
acabaría extendiéndose por todo el orbe.
Psicodelia y LSD
El movimiento psicodélico tal
vez no hubiese existido sin una droga sintética, la dietilamidadel ácido lisérgico (LSD), conseguida por el
químico suizo Albert Hofmann para fines terapéuticos. En 1943, accidentalmente
absorbió una pequeña cantidad a través de los dedos de las manos y su estado de
percepción comenzó a cambiar a la media hora: sintió inquietud y un ligero
mareo y experimentó un aumento de la capacidad sensorial, con una imaginación
fuertemente estimulada. La droga en si produce un estado alterado de la conciencia,
en el que los colores ganan intensidad, las formas cambiany el exceso de información funde al ego con
el ambiente, logrando un nivel pleno de empatía, al igual que el cannabis, una
sensación de paz interior y armonía con todo lo que rodea, con el universo
entero. Como cabría esperar, una droga de estas características no tardó en
llamar la atención de científicos, escritores, artistas y hasta de la CIA.
Iron Butterfly . “ In a gadda da vida” . 1968.
Cuando acudieron a grabar el tema estaban tan colocados que el vocalista era
incapaz de pronunciar el título original “In The Garden Of Eden”.
En el terreno de la psiquiatría,
muchos profesionales emplearon la droga para mejorar sus técnicas terapéuticas.
La capacidad del LSD para hacer aflorar el subconsciente se presentaba como
una oportunidad de oro y distintas escuelas de psicología trataron de adaptarla
a sus métodos. Cabe mencionar la figura
de Timothy Leary, psicólogo y escritory
uno de los fundadores del movimiento psicodélico. En septiembre de 1966, Leary
fundó La Liga para el Descubrimiento Espiritual, una religión que declara al
LSD como su santo sacramento, en parte como un esfuerzo infructuoso por obtener
un status legal para el uso de LSD,basándose en el argumento de "libertad de religión". Con todo, el 6 de
octubre de 1966 el LSD fue declarado ilegaly todos los programas científicos de investigación detenidos.
Posteriormente, Leary hizo una gira por algunas universidades presentando una
interpretación multimedia llamada “La Muerte de la Mente”, con el fin de
representar la experiencia con el LSD. En enero de 1967, Leary pronunció un
discurso ante la Human Be-In, un grupo de 30.000 hippies en el Golden Gate Park de San
Francisco, donde dijo su famosa frase “Turn on, tune in, drop out” ("Relájate, colócate y
sintoniza”).
A la CIA le interesó la
potencialidad que podría tener la LSD a la hora de anular la voluntad. A través
del proyecto MKUltra, iniciado a principios de los 50, la CIA llevó a cabo
experimentos con el fin de encontrar una droga útil para los interrogatorios,
que obligasen al enemigo a revelar la verdad. Las películas "El mensajero del miedo" ( "The Manchurian Candidate", John Frankenheimer, 1962) y "Laescalera de Jacob"(Adrian Lyne, 1990)
tratan el tema con mucho acierto. Las investigaciones oficiales se abandonaron porque no se pudieron lograr los objetivos
pretendidos.
Tema "Aquarius" de la película musical pop "Hair"
Y hablando de cine, en “Easy Rider” (1969) y “Hair”
(1975), la película y el musical que mejor tributo rendirían a los jóvenes contraculturales
de los sesenta, los directores mostrarían fielmente la experiencia de las
drogas. En la primera, Peter Fonda, Dennis Hooper y Jack Nicolson asisten a los
mejores discursos sobre el ejercicio de la libertad envueltos del humo de los
porros de una comuna hippy que encuentran por “el camino en busca de
América”. En “Hair”, Claude Bukowski (John Savage), un joven de provincias que
acude a Nueva York para citarse con el Consejo de Instrucción del Ejército,
vive una aventura que le cambia la vida después de convivir con un grupo de
hippies congregados en Central Park. Los viajes de LSD modifican su visión del
mundo entrando en estados alucinógenos mientras las drogas se convierten en el
mejor pretexto para vivir al máximo su libertad.
La Generación Beat
Pero la base ideológica
precursora de la psicodelia proviene de la influencia de un grupo de escritores
norteamericanos de la década de los 50, conocido como la Generación Beat. Se
caracteriza este grupo por romper con la tendencia conformista en el arte en
general desde el final de la II Guerra Mundial. Con ellos se hace patente el
rechazo a los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad
sexual y el estudio de la filosofía oriental. Esta nueva forma de ver las cosas
dejó su principal influencia y legado en la posterior contracultura o
movimiento hippie.
De entre los autores más importantes
destacan el poeta Allen Ginsberg, que publicó "Howl" (Aullido) en 1956, un poema
escrito en verso libre y que narra las experiencias de esta generación. El
acercamiento que hace a la homosexualidad le valió posteriormente varios
juicios por obscenidad. Jack Kerouac editó "On the road" (En el camino) en 1957,
libro que se convertiría en la hoja de ruta del movimiento hippie. Describe
viajes con sus amigos recorriendo los Estados Unidos hasta llegar a California,
todo con el jazz como telón de fondo. El último de los grandes de la Generación
Beat fue William Burroughs y su "Naked Lunch" (El almuerzo desnudo) de 1959. Con
marcada obscenidad, narra la miserable vida de los yonkies enganchados al opio
y la heroína. Burroughs, que fue también adicto a los opiáceos, tuvo que
enfrentarse con la censura por esta novela, pero tras su victoria consiguió
acabar de una vez por todas con la censura en los EE.UU.
La estética de la Generación Beat fue absorbida por la
cultura de masas y por la clase media hacia finales de los años cincuenta y
principios de los sesenta. "En el camino", por ejemplo, la novela de
Karouac se convirtió en una obra de culto de la juventud. Su canto a la
liberación espiritual derivó hacia una liberación sexual que hizo de
catalizador en los movimientos de liberación de la mujer y de los negros, el
ascenso de la contracultura hippie e indirectamente a la liberación de los homosexuales.
También influyó a un gran número de personajes de la cultura americana, en
especial a músicos como Bob Dylan, Jim Morrison, el vocalista de The Doors o Janis
Joplin, entre otros.
Janis Joplin. "Summertime" Su mítica voz desgarradora acompañada por la inconfundible guitarra de Jimi Hendrix.
Los “hippies” y la revolución
psicodélica.
Al igual que Timothy Leary, el joven novelista Ken Kesey se ve atraído
por el LSD y sus “virtudes”, llegando a someterse a experimentos con la droga
como si de un cobaya humano se tratara. Terminó por convertirse en un auténtico
profeta del ácido, constituyendo un grupo de personas, músicos y artistas en su
mayoría, que anhelaban experimentar los efectos del LSD. Pasarían a conocérseles
como los Merry Pranksters (Alegres Bromistas), que travesaron Estados
Unidos de costa a costa en un destartalado y llamativo autobús para conectar
con el grupo de Leary, aunque el encuentro fue un poco decepcionante, ya que
Kensey y los suyos promulgaban un consumo de la droga porque sí, por mera
diversión, sin las pretensiones intelectuales del grupo de Leary. En sus
sucesivos viajes por todo el país, realizaron lo que se llamaron Acid tests,
fiestas en las que se consumían drogas psicodélicas y se escuchaba música de
los Grateful Dead. Kesey quería expandir el uso de LSD para lograr un cambio de
mentalidad en la sociedad.
Entre 1964 y 1966, ciudades como
San Francisco (barrio mítico de Haight- Ashbury), Berkeley y Los Ángeles
estallaron en un inmenso alucine colectivo. Fue un fugaz momento de esperanzas e ideales,
un amago de revolución que bailaba al ritmo de Grateful Dead, The Doors, Janis
Joplin, Jefferson Airplane, Santana y otras formaciones musicales de corte
psicodélico. Una experiencia multitudinaria, hinchadade
misticismo, orientalismo y no-violencia y que daría finalmente la ecuación
básica del Flower Power: iluminación interior = liberación de los
instintos agresivos = amor recíproco = amor universal paz en el mundo. La causa que llevó a muchos hippies a entrar en la protesta social fue
la Guerra de Vietnam. Acompañados del lema Peace and Love, los hippies
protestaban contra una guerra que consideraban de agresión e iba en contra de
su lucha por un mundo de fraternidad y amor. Muchos de los sindicatos
estudiantiles que participaron en estas manifestaciones afirmaban haber
consumido LSD y defendían unos valores similares a los profesados por los
hippies. Son conocidos los episodios de quema de tarjetas de reclutamiento para
el ejército, que tuvieron lugar en las principales ciudades del país.
1967 y 1969 se convertirían en
dos años cruciales en la historia que nos concierne. En la primera fecha, el 14
de enero, se llevó a cabo el Human-Be In: A Gathering Of The Tribes
(Encuentro entre humanos: Un encuentro entre las tribus) en el cual se dieron
actividades diversas como una feria de productos contraculturales, discursos de
personalidades como Timothy Leary, Ram Das, Greg Zinder, así como la poesía
beat y los mantras hindúes de Allen Ginsberg y las espectaculares actuaciones
de bandas psicodélicas de la talla de Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger
Service, Sopwith Camel y The Grateful Dead. Se estima que asistieron alrededor
de 20,000 personas de todo el país, y el evento fue ampliamente difundido por
la televisión internacional, que aunque lo hacía con cierto desdén y morbosidad
ante el espectáculo freak representado, tuvo el efecto de propagar
rápidamente ese estilo de vida tan libre en la juventud norteamericana e
inglesa.
Jimi Hendrix
En junio de ese mismo año tuvo
lugar el Festival Pop de Monterrey, San Francisco, al que asistieron más de
200.000 personas. Fue el primer gran festival pop celebrado al aire libre. Su
poderosa combinación de música y cultura juvenil marcó uno de los hitos más
significativos de los años 60. No sólo tocaron muchas de las bandas
psicodélicas del área de San Francisco, sino también grandes grupos británicos
como The Who o The Animals, y cantantes como Janis Joplin o Jimi Hendrix, cuyo
lanzamiento a la fama se produjo allí precisamente. A partir de 1967 se comenzó
a llamar “Verano del Amor” (“Summer of Love”) a todo lo que aconteció alrededor
del festival de Monterrey y la concentración hippie de San Francisco. Una
ciudad que, habiendo sido ya muy importante para la generación beat, se
convirtió en el centro neurálgico del movimiento hippie y capital mundial de la
música.
Hubo un segundo acontecimiento musical y artístico, quizás el más
importante, que marcó un antes y un después en la era hippie. Fue el Festival
de Woodstock de 1969, que llegó a reunir durante tres días a cerca de 500.000
personas. En este momento el movimiento contracultural se encontraba en su
cenit. Celebrado en una granja del estado de Nueva York, multitud de jóvenes, a
pesar de las lluvias, el barro y las insuficientes instalaciones, abarrotaron
un encuentro que pasaría a la historia, no sólo musical. Joan Baez, Crosby,
Stills, Nash & Young, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jefferson Airplane, The
Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, The Who o Santana, son tan solo
una parte de los grandes músicos o conjuntos que actuaron en un festival
anunciado como “tres días de paz y amor”.
Durante el festival se vivieron
intensas noches de sexo y drogas, destacando el consumo de LSD y marihuana;
todo esto aderezado con música rock. Aunque inicialmente el concierto se
organizó pensando que conllevaría pérdidas para la organización, el éxito del
documental sobre el evento hizo que finalmente resultara un acto rentable. Sin
embargo, debido al número de asistentes, las condiciones sanitarias dejaban
mucho que desear ya que se organizó el festival pensando que iban a acudir unas
250.000 personas, pero al final –según estimaciones– la asistencia fue mucho
mayor, en contraste con las pretensiones de este que pretendía ser una
celebración a favor de la paz y del amor.
El optimismo que emanaba la
nueva contracultura se empezó a resquebrajar poco a poco. A ello contribuyó en
gran medida el escándalo mediático del caso Manson (agosto 1969) y los
tremendos hechos ocurridos en el Festival pop de Altamont. Charles Manson pasó
a la historia negra de EEUU de la década de los 60 por liderar a la peligrosa
secta “La familia”, responsable de una cadena de asesinatos en Los Ángeles,
entre los que se encontraba la actriz Sharon Tate, casada entonces con el
director de cine Roman Polanski. Una matanza con tintes rituales en la que se
intentó relacionar a los hippies.
Portada psicodélica del disco de Cream "Disraeli Gears"
En diciembre de 1969 los Rolling Stone organizaron el Festival Pop de
Altamont, que se saldó con el asesinato de un joven negro por parte de un
integrante de de la banda de moteros conocida como los “Hell’s Angels” (“Ángeles del Infierno”). Siempre
será recordado por sus episodios de desorden y violencia, que dejaron un saldo
de un homicidio y tres muertes accidentales. El grupo inglés quería cerrar su
exitosa gira por los Estados Unidos con un concierto memorable junto a otras
grandes bandas como Santana, Jefferson Airplane, Crosby, Stills & Nash o
The Grateful Dead. Mucha gente especulaba con que el evento se convertiría en otro
“Woodstock”. Pero el resultado fue otro bien distinto, un verdadero caos.
En esta época, a finales de los 60, yo era un niño de 6, 7 años y de lo que más me acuerdo es
de las imágenes borrosas en la televisión en blanco y negro de la llegada del
hombre a la Luna, así como de los guateques que organizaban mis padres en casa
con discos de Los Beatles, Los Bravos, Fórmula V y otros grupos punteros
españoles que introdujeron en la España de Franco la estética psicodélica que
se había extendido ya por medio mundo. Recuerdo canciones como “Yellow
Submarine” (Submarino Amarillo) de los
Beatles o el mítico “Black is black” de Los Bravos, que a mi me chiflaban,
hasta tal punto que los Reyes Magos me trajeron una bateria de juguete, que yo
aporreaba cantando esas canciones e imitando a los “melenudos” que veía actuar
en televisión. Aunque no tardaría mucho en abandonar ese instrumento para
descubrir la magia de la guitarra, sobre todo en manos de músicos tan notables como Chuck Berry, Carlos Santana o "San Jimi Hendrix".
Al igual que ocurrió con la ley del aborto
defendida por el ex ministro Ruiz Gallardón, el Proyecto de Ley de
Seguridad Ciudadana –comúnmente conocido como “ley mordaza” - es otro claro ejemplo de vuelta a atrás en la
consecución de derechos y libertades civiles, un ataque directo a la
Constitución Española y a los propios Derechos Humanos, muy en la línea del
punto de vistafranquista, tan amante de
la represión y del recorte de
libertades. De resultar aprobada, y espero que nunca ocurra, pues confío en que la
oposición política y la opinión pública así lo impidan, se perderían libertades
ya alcanzadas tras el derrame de mucha sangre, sudor y lágrimas, como son la
libertad de expresión y de manifestación pública, viéndose esta última
gravemente atacada pues lo que pretende la citada ley es criminalizar el
derecho a huelga y manifestación.
Foto de Iván Otero
Según ha venido informando la prensa más o
menos fiable, los que se oponen al PP están pidiendo un frenazo a dicha ley,
puesto que trata un tema extremadamente delicado como para precipitarse, como
se desprende de las intenciones del gobierno para poner en práctica las
devoluciones en caliente de los inmigrantes desesperados que se agolpan frente
a las vallas de nuestra frontera sur, huyendo de la pobreza y de la barbarie y
en busca de una vida digna.
Efe
Pienso que todo ciudadano demócrata que se
digne de serlo debería exigir la total marcha atrás de este proyecto de ley,
como ha ocurrido con la fallida ley del aborto defendida por Ruiz
Gallardón,ley de “seguridad” ciudadana
que beneficia sólo a los intereses de la minoría que obstenta el poder y del
capitalismo, en perjuicio de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas a los que se
pretende criminalizar por el mero hecho de ejercer su derecho a protestar
frente a las injusticias y a los abusos de poder. En cualquier país serio esto
sería considerado un alto ultraje contra la sociedad democrática en su conjunto,
digno del completo y unánime rechazo.
Después de algunos años dando tumbos
por ahí y afectada también por la crisis económica, finalmente se publica en
febrero de 2013 mi
obra más seria y elaborada escrita hasta el momento: se trata de tres historias
que ocurren en tres momentos y lugares diferentes, aunque todas ellas comparten
un denominador común: la búsqueda de la inmortalidad y el triunfo definitivo
sobre la muerte.
La primera de ellas nos remite a los inicios del Cristianismo, donde el
griego Juan el Presbítero parte a Éfeso para escuchar la versión que de la vida
de Cristo y los Hechos de los Apóstoles ofrece el judío Yehohanán el Sacerdote,
último discípulo directo de Jesús de Nazareth que queda con vida. El origen de
un nuevo movimiento religioso, completamente revolucionario para su tiempo y
visto desde su dimensión histórica, al margen de los postulados de la Iglesia
de Roma.
En la segunda, el marco temporal es la Guerra de Vitenam, donde un
soldado negro, Samuel Johnson, rememora su pasada y ahora lejana vida en el
Harlem neoyorkino mientras sufre junto a su patrulla de reconocimiento los
fatídicos efectos colaterales del “fuego amigo”.
La tercera historia nos desplaza hacia el futuro cercano, con una trama
detectivesca donde se plantea el peligroso cóctel que supone mezclar los
avances de la biotecnología con la manipulación de seres humanos por parte de
una peligrosa secta.
El libro me llevó un lustro componerlo y sólo
para documentarme sobre la primera parte tuve que dedicarle dos años. La
editorial Transbooks (Granada), especializada en libros electrónicos y que
apuesta por autores con nuevas propuestas,difundiendo la literatura tal y como siempre se ha merecido, y no como
una simple mercancía más, se propuso incluirla en el catálogo de su colección
PiedeMonte.
“¿Poeta? Si; yo ya había visto en el
fondo de las cosas la distinción de la tristeza, había dialogado con la Luna y
comenzaba a descubrir que las rosas guardan el encanto de haber sido mujeres.”
Así tituló D. Ramón Gómez de la Serna
la biografía que dedicó a su gran amigo y compañero de fatigas, un libro lleno
de encanto y humanidad, de amena lectura que ofrece un fascinante y muy
completo retrato de uno de los grandes escritores españoles del siglo XX. El
libro me lo recomendó mi compañero de claustro y excelente amigo José Manuel
Diez Ballester, doctor en filosofía, y yo desde aquí recomiendo como lectura de
gran provecho ydifícil olvido.
Gracias a esta obrita, de gran calado
humanístico, nos podemos acercar a la poderosa personalidad de este gran autor
que escribió de todo y para todos. Lo que más impresiona de su persona, aparte
de su sublime inteligencia, es su marmórea integridad, su ser consecuente
consigo mismo en todo momento, hasta el final de sus días, cualidad esta sólo
atribuible a los grandes espíritus libres, rebeldes, tan escasos en nuestro
tiempo. Así pues, don Ramón no se casa con nada ni con nadie: “Yo tengo que
buscar una profesión sin jefe…sin jefe sólo existe el escritor”. En efecto,
ejerció de escritor la mayor parte de su vida, y sólo al final, cuando tenía 68
años, aceptó el puesto de director de la Academia Española de Roma, justo antes
de morir.
Precisamente esa libertad de espíritu
y esa rebeldía le lleva de lleno a convertirse en el escritor bohemio por
excelencia, amante de las tertulias de café (el Universal, el Café de Levante,
la Granja del Henar...) y del Madrid nocturno, que arremete contra todo aquel
que osa “tocarle las narices”, sobre todo periodistas (perdió el brazo en una
pelea con un periodista “amigo” suyo), politiquillos de tres al cuarto y
mendrugos variopintos. Don Ramón prefería ser libre, escribir sobre lo que le
viniera en gana, y nunca dejarse comprar por el poder establecido. Alto fue el
precio que tuvo que pagar en la España sulfurosa que le tocó vivir, no muy
distinta de la situación que ahora atravesamos, pues la más rotunda pobreza le
acompañó a él y su familia la mayor parte de sus días.
Su obra se inicia con escarceos modernistas en la juventud, a la par que
su gran amigo el poeta Rubén Darío, como muestran sus “Sonatas” con prosa
rítmica, refinada y rica en efectos sensoriales. Aquí aparece su emblemático
personaje, el Marqués de Bradomín, “feo, católico y sentimental” una especie de
don. Juan chapado a la antigua a la par que mundano, lascivo y bohemio, sin
duda el alter ego de don Ramón.
Pero será con su obra de teatro
“Luces de Bohemía” con la que alcanzará la eternidad, la primera que utiliza el
recurso literario del “esperpento” donde lo trágico y lo burlesco se mezclan.
Max Estrella, el poeta protagonista lo explica en su célebre intervención de la
escena duodécima: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos
(alusión a los espejos de un comercio que había en el callejón del Gato) dan el
Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una
estética sistemática deformada.”
Secuencia de la película “Luces de
Bohemia”( Dir: Miguel Ángel Díez,1985) con la magistral interpretación de Paco
Rabal encarnando al poeta Max Estrella.
Aparte de su magnífica obra, “el
poeta barbudo” era famoso por sus anécdotas, la mayoría acontecidas en aquellas
tertulias nocturnas de los cafés. Don Ramón se encontraba allí en su salsa,
rodeado de un público que lo escuchaba sin pestañear. Era el lugar perfecto
para no dejar títere con cabeza. Gómez de la Serna ilustra la biografía de Don
Ramón con cientos de ellas, a cual más sorprendente, con la veracidad de que él
mismo fue testigo en presencia del poeta gallego, o bien les fueron contadas
con todo lujo de detalles por los propios hijos de Valle-Inclán.
Quisiera terminar el artículo/post describiendo una que ilustra a las claras
cómo se las gastaba Don Ramón con los listillos y majaderos:
“Un día, contando que entre las
arañas es muy corriente la homofagia fue interrumpido por un catecúmeno, que le
preguntó:
-¡Qué diablos es eso de la homofagia?
Don Ramón repuso con rapidez:
-El hecho de comer animales de la
misma especie…Usted, por ejemplo, sería homófago si comiera besugo.”
Estatua de Valle-Inclán en el Paseo
de Recoletos, Madrid