(Desnudo. Mª Ángeles Eris)
Pasan los lugares y el tiempo
pero nuestro amor perdura,
hechizo mágico del corazón
surgido en la jovial noche
alimentado por la ternura y
las caricias.
Tu fulgurante luz es imperecedera
como la del sol que alumbra
y al alma toca con dedos
invisibles,
reconfortándola en brotes de
pasión y vida.
Cultivemos este amor,
preciado tesoro,
que nos colma de alegría y a
las sombras ahuyenta
luz y guía en el continuo
devenir,
hermosa estrella que nuestro
cielo alberga.
© Javier Carrasco 2014
El amor no puede convertirse en un erial. Hay que cultivarlo, y si llegan épocas de sequía, hay que hidratarlo con el agua fresca de la ternura.
ResponderEliminarUn abrazo Javier.
Palabras sabias las tuyas, libertad, y tan ciertas como que a la noche le precede al día.
EliminarSaludos y un fuerte abrazo
Hay que saber mantener la llama encendida....
ResponderEliminarSaludos
Cierto Mark, es un error tomar un relación por garantizada. La monotonía y el tedio son sus peores enemigos. Para mantener la llama encendida es esencial el respeto y la sinceridad. Todo lo demás surge de manera espontánea, casi sin darnos cuenta
EliminarUn abrazo, Mark.
Todo un lujo tener un poeta al lado. Preciosas palabras, Javier. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mercedes y bienenida de nuevo al blog, ahora que ha cambiado de alojamiento. Espero que te recuperes pronto.
EliminarUn abrazo
bello poema de amor, se nota que es sentido, el amor si lo cuidas puede durar siempre.
ResponderEliminarUn beso javier.
Muchas gracias, Aurora. El amor verdadero es un hermoso tesoro que hay que saber cuidar y alimentar día a día. Besos :D
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