En “Los gatos de Estambul” (Ed Alianza Grupo
Género, SL, Granada 2015), el abogado mallorquín Albert Moliner, antiguo
diplomático y jugador empedernido, narra la sórdida historia que por
necesidades económicas le lleva al norte de África como testaferro de un
constructor isleño nada menos que en plena revolución de la “primavera árabe”,
con lo que las aventuras y emociones fuertes están aseguradas.
Se trata de una obra que combina con pericia la intriga propia de la
novela negra, con descripciones pormenorizadas del “modus operandi” de esta
nueva hampa de nuestros días y que se mueven como pez en el agua entre sus
queridísimos paraísos fiscales y sociedades offshore, y que como día a día nos
muestran los medios de comunicación tanta polvareda levanta en el mundo
“político” y “empresarial”, así como, por otro lado las delicias de los libros
de viajes y aventuras, trasladándonos sin movernos del sillón a la belleza y el
romanticismo de paisajes exóticos y a deambular con singular viveza por las
calles de emblemáticas ciudades como Túnez, El Cairo o Estambul, lugar donde se
completa el círculo. Aunque también cabe
decirlo, el romanticismo de pronto desaparece para dar paso a atmósferas
asfixiantes y ambientes desoladores con desagradable olor a muerte.
Así pues, las 229 páginas que dan forma y textura a “Los gatos de
Estambul” se leen con prontitud y avidez, y quizás por la influencia de su
personaje principal, Albert Moliner, gran amante de los naipes, los acontecimientos
se van desarrollando de la misma forma que transcurriese una partida de cartas
imaginaria, a golpe de cartón sobre el tapete, donde cada jugada ha de llevarse
a cabo sin apenas tiempo para la reflexión y donde no hay posibilidad de vuelta
atrás. Llama así mismo la atención el cuidadoso uso del lenguaje así como la
esmerada prosa empleada, donde el lector podrá hallar auténticas “joyas”
descriptivas escondidas y diseminadas a lo largo de la narración, autenticas pinceladas de
atractiva apreciación poética, que contribuyen con notoriedad al estimado valor
estético de la obra.
“Los gatos de Estambul” es la primera
novela de Antonio José Tapia Gómez (Granada 1955) que estudió medicina en la
Universidad de Granada y es especialista en Medicina Interna y máster en
Enfermedades Infecciosas, desempeñando actualmente su labor en el Hospital
Virgen de las Nieves de Granada.
Para mi es un gran honor publicar
aquí una reseña de su espléndida novela, pues nos conocemos desde tiempos
universitarios, habiendo compartido con él aventuras y desventuras dignas de
ser llevadas al papel. Enhorabuena, querido amigo, y mientras tanto, sigamos
aprendiendo del comportamiento de los gatos de Estambul...
©Javier Carrasco 2016
Vaya sorpresa, Antonio Tapia también es escritor. Tomo nota y a ver si pillo el libro. Saludos, majín.
ResponderEliminarSí, ya tenía relatos publicados y ahora le tocaba la novela. La puedes encontrar en librería Picasso de Granada...¡y usted, que acaba de publicar "Los otros cuentos de la Alhambra!, menudo majín esta hecho.
EliminarPor cierto, si me envías un ejemplar lo "descueartizo" aquí, je,je.
Eliminar"descuartizo"
EliminarPor cierto, por fin me deja publicar tu blog un comentario.
ResponderEliminarSí, es que le tengo puesto un "fistro" anti-granujas para que no se me cuelen sujetos de su calaña...
EliminarEs broma lo del "fistro", no tengo activado el modo de moderación de comentarios, pero al parecer el blog no publica algunos comentarios. Estoy probando publicar este comentario sin logearme, con mi nombre, o como anónimo.
ResponderEliminarNo había visto todas tus respuestas. Respecto a lo que dices sobre el libro, te reservo uno. Pero, lo ideal sería quedar con Alejandro para entregárselo. Por cierto que la portada es de mi sobrina, otra rapaza asaz pizpireta y de gran valía que debe tener la edad del tuyo. No lo digo por nada, es por la casualidad.
EliminarLo he vuelto a lograr. definitivamente estoy fuera de la lista negra.
EliminarExcelente !
ResponderEliminarEscribes fenomenal y lo sabes.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
De la forma que lo cuentas es imprescindible tenerlo en cuenta. Queda pues incluido en la lista de pendientes detrás de otrosssss, que quedaron aparcados por falta de tiempo.
ResponderEliminar